jueves, 29 de noviembre de 2012

El té se toma a las cinco, señoras



Aquella tarde, a las cinco en punto, nos habían convocado a tomar el té en el asilo de Norfolk. Aquella tarde marcaría un hito pues fue la primera vez que la comunidad había invitado a todas las brujas del condado a tomar el té, bueno... en realidad éramos solo ocho. Desde la caza de brujas no habíamos levantado cabeza, fue demasiado para nosotras. Y este era el paso hacia adelante de unas gentes que nos aborrecían en público pero que, luego, a espaldas del poder eclesiástico, buscaban nuestra ayuda.


Allí, tomando el té, reconocimos a un montón de mujeres que en noches sin luna habían cruzado el pueblo protegidas por la oscuridad, salido de la seguridad de sus casas y caminado hacia las lindes del bosque, donde solemos vivir. Porque nosotras vivimos justo entre dos mundos, el visible y el invisible. Y lo hacían para bajar las fiebres de sus hijos, para pedirnos protección ante conjuros y envidias, para limpiar a sus familias de influjos negativos, para buscar remedios contra los dolores y para que las hadas y demás espíritus de la naturaleza hiciesen prosperar sus cosechas.. Pero a la luz del día, fingían no conocernos.

Creo que hoy sí. Hoy es un gran paso. La comunidad nos reconoce y nos invita a un acto social. Aunque bastante poco nos importa a nosotras esto, pero somos mujeres de paz y estamos encantadas de saborear este rico té y de cotillear un poco sobre las brujas de otros condados. Por cierto, que me han dicho que Fulguria, una de las brujas del condado de Suffolk, se ha liado con el brujo Tröm, ese que vive dentro del bosque y que en las noches de Luna Nueva puedes ver salir chispas de colores de su chimenea.

_¿Ah sí?_

_Sí, lo que te cuento.

_Échame un poquito más de té. Y sigue, anda... ¿No decían que Fulguria se llama así porque también sabe fabricar chispas del color del Arcoiris?


6 comentarios:

  1. Qué gracioso, las brujas tan normales cotilleando a la hora del té. Pues sí, ójala no se siguieran viendo como unas bicharracas verdes y malas con poderes que asustan a la gente. Poco a poco hay que ir saliendo del armario...de las escobas, je,je.

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    1. Jajaja, desde luego. Yo hace ya mucho que salí del armario de las escobas porque pienso que igualmente que la brujería me aporta yo debía hacer algo bueno por ella y era hablar sin miedo sobre lo que realmente hacemos los brujos. ¡Y desde luego tomar café con las amigas es estupendo!

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  2. Me encanta...quiero más , por fi....besos guapísima......

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    1. Gracias Creu, me alegro que os vayan gustando mis pequeños relatos paganos. Subiré más ;)

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  3. Muy buen relato!
    Algún día, en una terracita en un parque, rodeada de árboles y vegetación, nos encontraremos nosotras, brujas de todas partes, por supuesto a las cinco que es cuando se toma el té, sin esconder nuestra verdadera esencia, reconociendo lo que somos, que muchas aún no nos atrevemos por temor a la mirada hiriente de los demás, y hablaremos largo y tendido, compartiremos experiencias y sentimientos, y aun sin conocernos nos sentiremos unidas por la intensa energía de nuestras miradas...
    Un bonito deseo no creéis?
    Algún día, a las cinco, a la hora del té...
    Un fuerte abrazo Marta.

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    1. Eso es Ania. Han sido muchos siglos de oscurantismo y no por nuestra causa. Yo soy bruja y no me oculto. La gente que me quiere me respeta y esa gente es la que de veras me importa. Los demás... bastante tienen siendo tan ignorantes. ¡Somos brujas y a mucha honra!

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