En brujería tradicional se
entiende como ciclo sabático el transcurso del tiempo en un eterno retorno, en
una Rueda Anual que gira y gira y que en cada giro elimina algo viejo y genera algo nuevo. La naturaleza refleja este
ir y venir estacional. Pasan los años, gira la Rueda del Año y en el mundo y
dentro de nosotros mismos, mueren y nacen cosas. A mí me gusta verla como una espiral de luz ascendente. Parece que no avanza, pero en cada giro subimos un grado más. Algo en nosotros ha muerto para dejar crecer algo nuevo.
Veo en la
Rueda del Año un viaje espiritual. La observancia del ciclo anual conecta con
nuestro espíritu de una manera totalmente transformadora. Observar los ciclos
de la naturaleza nos hace comprender en profundidad, cómo nuestro espíritu y
nuestra mente se desprenden una y otra vez de aquello que ya pasó, que ya murió
y cómo seguimos un pulso oscilante de ascenso y descenso hasta que generamos
algo totalmente nuevo que nos hace recuperar nuestra sabiduría interna y las
ganas de vivir. Se caen las hojas de los árboles, llega la oscuridad interna y
externa y después de un día señalado del año, comienza a crecer la luz. Llega
la germinación de la semilla, de una nueva idea, un nuevo proyecto, una visión
más clara de nuestros procesos interiores y una puesta en práctica de lo
aprendido. El mundo gira y nosotros también. La naturaleza es un espejo de los
procesos del alma.
Alguna vez hemos hablado del
Ciclo sabático y la importancia de celebrar los Sabbat. Su importancia es
debida a esto que acabo de explicar, pero también a que estas fiestas son
momentos muy propicios para la magia, para el contacto con los espíritus pues son
momentos de paso, umbrales que nos permiten pasar de un espacio y de un tiempo
a otro si son usados con sabiduría.
Si bien en brujería tradicional
se suelen observar cuatro fiestas principales: Samhain o Halloween (31 de
octubre), Candlemass o Imbolc (1 de febrero), Walpurgis o Beltane (1 mayo), Lammas
o Lughnasadh (1 agosto), no podemos obviar ciertas fechas que marcan momentos
importantes en el calendario: los solsticios y los equinoccios. Celebrarlas o no
depende de cada uno. A mí me gusta tenerlas en cuenta también. Si bien celebro los
cuatro grandes Sabbats, me suele gustar celebrar tanto el Solsticio de invierno
como el de verano, por marcar ambos la división entre la mitad luminosa y la
mitad oscura del año. Estas cuatro fiestas que vienen marcadas por
circunstancias astronómicas son Mabon (21 de septiembre. Equinoccio de otoño),
Yule (21 de diciembre. Solsticio de invierno), Ostara (21 de marzo. Equinoccio de
primavera), Litha (21 de junio. Solsticio de verano). En el hemisferio sur las
fechas varían, como ya sabéis.
El próximo día 21 llega el
solsticio de verano al hemisferio norte, exactamente a las 00:34h (hora peninsular).
La noche más corta y el día más largo del año. Momento de suma importancia pues
entramos en la Mitad Oscura del año. A partir del día 21, imperceptiblemente al
principio, los días irán haciéndose más cortos y las noches más largas. Llega de
forma lenta y pausada el adormecimiento cíclico de la naturaleza después de estos
meses de actividad y bullicio.
Pero todavía es pronto para la
introspección. Habrán de pasar muchos días hasta que notemos de forma clara y
ostensible que las noches son mucho más largas que los días. Todavía estamos
respirando el bullicio de la primavera y nos queda todo el verano para celebrar
muchas cosas, principalmente abundancia y diversión.
La semana que viene llega el Solsticio
de verano y también la famosa Noche de San Juan el 24 de junio, llamada así por
otro intento más de cristianizar lo pagano. Este año sucede algo muy especial y es que coincide que en esta noche tan mágica hay luna llena así que recordad que la magia se potencia aún más.
En
el Solsticio de verano se encienden hogueras en todo el territorio. Son las fiestas de
purificación con el fuego.
Encendemos hogueras para transmitirle
al Sol fuerza para que siga brillando. Encendemos hogueras para purificarnos y
limpiarnos al saltar sobre ellas. Bajo las colinas danzan alegres las hadas y
sobre los árboles, sus luces son vistas por aquellos que saben mirar. Se van
los miedos, la Tierra nos colma de abundancia y celebramos, bailamos, comemos y
amamos. Pedimos protección y calor para el año. Los encantamientos se perfilan
poderosos, el dios de las brujas danza en el prado y la luna resplandece
inmensa en el cielo. Bajo las estrellas alguien descubre el misterio del mundo.
¡El próximo martes os daré algunas ideas y recetas para celebrar el Solsticio!
Marta eres wuau!! Como diriamos por aqui, leyendote me vi saltando una pequeña hoguera hecha de ramas secas de mi jardin en pleno frente de mi casa en esa hora en la q empieza meterse el sol hasta escuche crepitar el fuego!! Que emocionante, hasta me imagine con una coronita de flores de jazmin en mi cabeza! Gracias por platicarnos del solsticio de verano y de Sn J
ResponderEliminarFeliz Litha Marta!
ResponderEliminarTe deseo lo mejor con todo mi cariño!
Gracias por tu magia, condensada en los saquitos tan poderosos que son grandes aliados.
Fuerte abrazo.
Feliz Litha Marta!
ResponderEliminarTe deseo lo mejor con todo mi cariño!
Gracias por tu magia, condensada en los saquitos tan poderosos que son grandes aliados.
Fuerte abrazo.
Hola Marta! Soy seguidora de tu blog. Estoy en el hemisferio sur - ¿se pueden hacer los mismos rituales? El 22 de diciembre hice el ritual que posteaste para el invierno del hemisferio norte. No sé si fue correcto. Muchas gracias
ResponderEliminarSan cipriano en ti confío para mis problemas
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