jueves, 28 de junio de 2012

La horca de las brujas


Hola a todos. Bienvenidos a Brujería del Cerco.

Hoy voy a hablaros de la horca de las brujas que en inglés recibe el nombre de Stang, que vendría a significar algo así como vara o palo. También recibe el nombre de Hay fork o spitchfork, cuya traducción literal sería tenedor para el heno. Según investigo sobre ella, me doy cuenta de que es una de las herramientas más complejas e interesantes de nuestro oficio.

La horca es un instrumento de labriegos y su uso en brujería es muy rico en matices. Como ya sabéis, muchas de las herramientas que usamos los brujos son herramientas que tienen que ver con la vida cotidiana (entendiendo por vida cotidiana la que tenían nuestros antepasados porque los que vivimos en la ciudad no usamos ya este tipo de objetos como es lógico): horcas, piedras de moler, velas, varas, calderos, etc. Ojalá pudiese vivir en un pueblo… Es un sueño que tengo hace mucho tiempo.

Si bien puede usarse una vara simple, muchos brujos optan por tener una horca acabada en dos o tres horquillas, hecha de madera siempre y sobre la cual se trazan sigilos y dibujos relacionados con los dioses o númenes que veneramos. También podemos colgar en ella otros objetos como plumas, llaves, piedras y otros símbolos relacionados con el oficio que practicamos. Objetos que al cruzar el cerco se convierten en potentes aliados para avanzar sin peligro. Algunas brujas ponemos un ganchito justo entre las dos puntas para colgar un farol, simbolizando el Fuego de Astucia y la sabiduría, la luz que todos los brujos compartimos. Otros clavan un pequeño clavo y ahí insertan velas simbolizando lo mismo. Otra representación que me gusta muchísimo, caso de no tener horca, consiste en coger una vara de madera de aproximadamente un metro o metro y medio y colocar en su extremo una calavera de cabra o de ciervo o la cornamenta de algún animal del bosque. Aquí debajo os dejo una foto con varios tipos de horcas que muestra muy bien lo que os explico.


El uso de la horca se relaciona de forma directa con la veneración de los animales con cuernos ya que desde la noche de los tiempos se ha sabido que los animales con cornamenta son animales imbuidos con un poder psicopómpico. Los cuernos actúan como antenas que conectan con las energías cósmicas y el conocimiento estelar y los animales portadores de estos apéndices son reconocidos por la Tradición por su sabiduría y poder. Por eso siempre los hemos venerado.

Uso de la horca
He encontrado algo interesante en un texto de Robert Cochrane sobre los diferentes usos de la horca. Me ha gustado lo que he leído porque me parece una forma interesante y profunda de entender cuáles son las usanzas de esta misteriosa herramienta.

Para Cochrane en la brujería existían tres ramas principales. La primera rama de estos misterios la encontramos en los misterios masculinos relacionados con el Astado. La segunda rama serían los misterios femeninos simbolizados por la Dama Blanca y las formas de tejer el destino y la tercera rama son los misterios necrománticos.

Según los misterios masculinos, y ésta sería la interpretación más común, la vara u horca representaría al Dios Astado, al Viejo Cabrío y las puntas de la herramienta simbolizarían su osamenta. Antenas que captan las energías cósmicas siendo fieles receptoras y transmisoras de los misterios de las estrellas. Para este uso el brujo coloca la calavera de un ciervo o de un cabrito y la inserta en la vara. Es una representación del Dios que, a su vez, eliminaría del altar cualquier necesidad de adornarlo con estatuas ya que en si misma, la horca sería el símbolo de la deidad y la fuerza o eje principal del mismo altar.


Según los misterios necrománticos, que aportan al uso de la horca una interpretación muy interesante que recoge Sarah Lawless en su interesante blog The Witch of the Forest Grove, es que ésta simboliza el Árbol del Mundo o Axis Mundi (Eje del Mundo) y que el brujo, cuando traza el Compás, en realidad estaría abriendo una entrada a ese Árbol del Mundo desde el cual accedemos a los tres Mundos. Por esta razón la horca simboliza la montura que los brujos usamos para cabalgar hasta el Sabbat, para trazar el ya mencionado Compás y abrir puertas y para conectar con la Nwyvre o serpiente telúrica.

Su fuerza necromántica es simbolizada en la representación del Fuego de Astucia (Cunning Fire) que encendemos entre ambos cuernos. Esta representación no tiene tanto que ver con lo masculino o con lo femenino sino con los Muertos y los Ancestros.


Los misterios femeninos. Estos misterios, para mí, merecen un post aparte debido a su riqueza antropológica y su complejidad. Lo haré. De momento unas breves líneas que anuncian lo que para mí, como bruja, es esencial en mi práctica del Oficio.




La horca es un instrumento femenino porque, y aquí volvemos a perdernos en la noche de los tiempos, antes de la invención de la rueca, las mujeres usaban la horca para fabricar hilo. Afortunadamente he encontrado un par de imágenes en Internet de lo que quiero decir. Fue entonces la principal herramienta de las mujeres que practicaron Brujería. Es precisamente este misterio femenino el que enlaza con las Moiras, con las Parcas o tejedoras del Destino, concepto importantísimo para la Brujería del Cerco.

Espero que os haya gustado este breve pero completo recorrido sobre el uso de una de las herramientas más mágicas que existen. En el próximo post ahondaré más en los misterios femeninos y daré algún ejemplo de cómo hacer un hechizo usando la horca.




miércoles, 20 de junio de 2012

La canción de los huesos

Siempre me he preguntado por qué me llaman la atención los huesos. Veo las calaveras, los huesitos chiquitos de los animales más pequeños del bosque... El esqueleto de cualquier ser vivo me parece algo bello y misterioso. Quizá es porque siempre he imaginado que debajo de la superficie de la tierra todo está lleno de huesos, de huesos blancos y desteñidos por el paso del tiempo. Los huesos de todas las personas y animales que han vivido en el planeta durante miles de años y que han encontrado descanso y reposo en el manto suave, húmedo y cálido de la Gran Madre. Huesos que vivieron primero la vida, después la muerte y por último la podredumbre pero ahora descansan tranquilos en el seno de la Dama esperando que alguien cante una canción y les devuelva a la vida.


Cierro los ojos estos días y escucho una melodía. Fue una noche, que empezó a sonar como si las paredes de mi habitación guardaran un secreto que pugnaba por salir. Y detrás de esa melodía, sonaba un sonajero de huesos. De esos huesos pequeñitos que alguien hubiese metido en una pequeña alforja de cuero y al entrechocar unos con otros, emitían un sonido tan extraño y precioso que todo empezó a tomar vida ante mis ojos y mis propios huesos chascaron como desperezándose de un letargo de siglos.

Cerraba los ojos y veía a la Dama, vestida de negro, vestida de blanco, con la capucha. Calavera sonriente, huesos del color del marfil y huesos de un color más blanco que la nieve y que resplandecían en la oscuridad si yo abría mucho los ojos. Si sentía miedo, entonces la visión se hacía tenebrosa y la Dama se vestía de negro y la guadaña brillaba reflejando la luna. Pero dejé de sentir miedo. Entonces ella se me acercó despacio, maternal, exclusiva, única. Y me mostró un montón de huesos debajo de una tierra más negra que el carbón. Y me dijo que eran mis huesos. Y comenzó una muerte simbólica para mí y erigí en mi dormitorio, donde oí la extraña melodía aquella noche, donde hace muchas lunas mi madre terrenal se despidió de mí para siempre, un altar a la Dama.

Y cada vez que me acerco a ese altar, ella sonríe de forma descarnada, alegre y sabia, chascando los dientes y bebiendo vino y me dice que he encontrado la melodía que hará que mis huesos despierten, que cobren vida y de ahí surja un nuevo esqueleto, sano, vivaz con una vida entera por delante llena de sorpresas y visiones claras. La melodía del propio poder.

Junto al altar me ha susurrado que escriba para no tener miedo, y no me refiero precisamente a ella.


He querido contar como se me ha dado a conocer la Santa Muerte. Yo hasta hace pocos días no sabía ni que ella existía ni que tenía tantos devotos en México. Al verla he buscado por Internet y me he quedado maravillada al ver la imagen que estos días he visto cada vez que cerraba los ojos.
He recordado también, al escribir estas líneas, un cuento que solía contarme mi padre cuando era pequeña. Era el cuento Hans el escudero. Una historia que para resumir mucho contaba la historia del hueso del pobre Hans, escudero valiente y asesinado vilmente por el señor para el que trabajaba por envidia. Hans mató a un fiero dragón que asolaba la comarca y el señor, preso de una envidia y rabia ciegas, le suelta un mandoble, matándole, para llevarse él toda la gloria y honores por esa hazaña. Una pastorcilla encuentra el fémur del pobre Hans por casualidad y fabrica con sus manos una flauta con él. Para su sorpresa, cuando empieza a tocarla, el hueso-flauta toma vida y le cuenta la verdadera historia de Hans y la tremenda injusticia que con él se cometió para que al final del cuento, se hace justicia en la comarca.

Y mi padre, sin querer, contándome ese cuento una y otra vez como si no existiese otro cuento en el mundo, me transmitió el saber secreto de los brujos. El amor a los huesos y a saber buscar en el alma la melodía que los resucita...

domingo, 17 de junio de 2012

Tenebrosa Nueva Era

Hace tiempo que llevo reflexionando sobre todo el movimiento Nueva Era y su relación con la Wicca. Pero antes de seguir dando mi opinión sobre este tema, decir que respeto a la Wicca y a los practicantes de esta religión si bien critico a todos aquellos que dicen ser brujos pero no lo son. Quiero dejar esto claro. No estoy criticando a los brujos y brujas wiccanos, solo a los que dicen que practican brujería y lo que hacen es todo menos brujería. Los hay. Pululan por la red y tienen canales. Se dan mucho en el mundo anglosajón. 


Encontramos algunas personas que dicen que se llaman wiccanas y brujas que mezclan todo tipo de cuestiones sumergiéndose de lleno en ese cajón de sastre banal, estúpido y superficial que es la Nueva Era. Y resulta que te mezclan todo lo habido y por haber. Por un lado, gustan mucho de hablar del culto a una diosa luminosa, lunar y virginal de puro blanco que es todo bondad, paz y amor y de un dios que en realidad, según ellos, es lo masculino o el sol sin saber muy bien  a qué se refieren (ni se te ocurra decir que es el diablo, que se nos santiguan), que estambién súper luminoso y todo paz y armonía. Y aparte añadimos a ese caldero al que le falta, como poco, una pata, una pizca de creencias hindúes, danza del vientre, oráculos angélicos, orgones, inciensos de fresa, piedrecitas de colores, velas de colores, banderitas tibetanas, maestros ascendidos, oráculos preciosísimos cuyos mensajes son todos guays y que los echas y te suben la moral porque nada “malo” te puede ocurrir porque todo en la Nueva Era es luz y es amor y es maravilloso y en cambio la brujería es satánica y da miedito ese ser con cuernos que dice la Iglesia que es lo peor. Y un altar de un practicante wicca Nueva Era es todo en colores pastel y purpurina y siempre te dicen: yo hago magia de luz, yo soy familia de luz, yo trabajo para la luz, y blablabla. Y yo pregunto… ¿Y la Oscuridad con mayúsculas? ¿Dónde dejáis la Oscuridad?

El Dios y la Diosa según algunos

Porque la oscuridad forma parte del ser humano. Porque no existe la luz sin la oscuridad y porque todo en este planeta es dual, tiene dos polos, dos caras de una misma moneda y estos pringados de la Nueva Era borran de un plumazo todo ese conocimiento que es, precisamente, fundamental para poder evolucionar espiritualmente. Y me parece sospechoso y desde luego, eso sí que es satánico porque se está cercenando la esencia misma del ser... Opino que la Nueva Era nos ha bombardeado de información de lo más variopinto precisamente para evitar que la gente profundice en nada desvinculando la espiritualidad de toda su sacralidad y convirtiéndola en objeto de compra y venta.
Típica tienda Nueva Era con de todo... Te fotografían el aura y te
llevas a casa una taza con la imagen de la Diosa. Un sin vivir.
Suelen ser estas personas, precisamente, muy dadas a aconsejar y a creer descubrir los grandes problemas que tienen los demás. Suelen ir de gurúes o maestrillos también ascendidos o en proceso de. Suelen ser personas que recuerdan sus reencarnaciones y normalmente todos han sido Cleopatra, algún rey, princesa, príncipe o sultán, etc. pero ninguno ha sido puta, o ladrón o una persona del común. Una vez coincidí en una mesa con dos reencarnaciones de Tutankhamon y por poco se lía parda. Vamos, que estos súper brujillos tienen una especial habilidad en ver la paja en el ojo ajeno y no el pajote en el suyo propio. Son identificables claramente. Suelen ir vestidos de blanco y se hacen llamar familia de luz. Es que claro ponerte una capa negra como que es satánico y tal. Que el negro, uf, vade retro que es muy chungo. Y es que, que le voy a hacer. Si es que yo soy mala, malísima y súper, súper satánica porque jolín, encima voy y hago el signo de Voor que es ya lo peor del mundo mundial. Me paso el día invocando al mal. Como dice un amigo mío, brujo vudú, solo espero un asiento en primera línea del caldero principal del infierno para ver arder a tanto borderline y mojigato. Claro, no tengo remedio ni quien me lo ponga por eso voy a ir al infierno.


Y volviendo a las deidades New Age... esa diosa a la que adoran es una diosa irreal. La Gran Madre Tierra, que sí es la Diosa, no es nada virginal porque copula para parir seres humanos y animales, porque es la tierra negra en la que brillan los minerales más preciosos y más toscos, es la tierra en cuyos subterráneos crecen negras y peludas raíces que dan sustento a los árboles más altos, es lecho para nuevas semillas, nuevas ideas, nuevos seres y por ello es bondadosa porque nos deja cosechar los alimentos que permiten nuestra supervivencia, porque de entre sus muslos nacen todos los animales que nos alimentan, porque de ella venimos todos, porque es maravilloso sentirla, contemplar su rico espectáculo de paisajes, de puestas de sol, de amaneceres, que sí es cierto que nos quiere porque si no fuese así hace tiempo que se nos habría sacudido de encima... Pero la Madre Tierra es también un terremoto o un tsunami que mata a cien mil personas de una sacudida, un huracán despiadado que deja anegados en agua inmensos terrenos, es sequía, es frío, es lucha por la supervivencia… La Madre es también Oscuridad y el brujo lo sabe, lo acepta y practica el Viejo Oficio sabiendo lo que hay. Por eso los dioses y diosas a los que invocan los brujos de verdad son también ctónicos, númenes oscuros que viven en el inframundo y en la oscuridad. De ahí y por eso surgen, por ejemplo, el culto a Hécate, a la Santa Muerte, al viejo Nick o diablo, también conocido como el Señor Oscuro. (Si alguien quiere ver en esto que digo que soy satánica, le invito a irse de mi casa porque no es bien recibido. Lo satánico es, precisamente y entre otras muchas cosas, ignorancia. Es la antítesis de lo que yo y otros brujos hacemos).

Hékate

Me parece bien que invoques a los unicornios porque tengas un oráculo de los mismos (yo tengo uno precioso y lo consulto, pero eso no es mi Oficio, no es brujería. Ha de tenerse en cuenta y uno ha de saber bien qué se trae entre manos). Y me parece bien que invoques a los ángeles si eres cristiano. O que invoques a los Maestros Ascendidos (esos misteriosos y tenebrosos seres que han surgido como champiñones al amparo del siglo XIX y que no dicen más que sandeces y tienen a la peña confundida y loca de remate) allá tú, o a quien te dé la gana, pero lo siento, lo tuyo no es Brujería, colega. Brujería es otra cosa.
Me parece gravísimo lo que está haciendo la Nueva Era y no puedo sino pensar que una mente maquiavélica, psicópata y malvada está detrás de ese engendro. Porque, ¿quién ha privado al ser humano precisamente de su parte más enigmática e interesante? 



Detalle altar de la Santa Muerte

Precisamente los que nos llamamos brujos sabemos que es en la Oscuridad, en esos caminos apenas transitados, esas sendas que transcurren paralelas al camino que sigue la mayoría, donde está la oportunidad de crecimiento, donde se encuentra el escondido, apenas visible, tenue pero siempre enigmático Fuego de Astucia. Es la sombra la que nos permite crecer como seres humanos, no como borregos al servicio de mercachifles que nos venden baratijas y estupideces que supuestamente te van a salvar. Porque si te compras el cristalito tal resulta que tu vida va a cambiar, se te va a limpiar todo el karma chungo y todo va a ir a pedir de boca previo pago de 200 eurillos de nada que cuesta la piedrecita de marras. Y eso es echar balones fuera y no coger al toro por los cuernos. Aparte de una actitud ante la vida infantiloide porque esperamos que venga algún portento de fuera a librarnos de todo mal. Seamos adultos y saquémonos nosotros mismos las castañas del fuego y sepamos pedir la ayuda cuando sea necesaria, que se nos da pero en el universo no se regala nada si no hay un esfuerzo y trabajo previos. Y ese trabajo ha de hacerse con humildad porque si no, no te va a funcionar.


Para mí la brujería es un camino personal. Un camino de autoconocimiento. Un proceso de constante transmutación interna que a veces puede resultar agotador. Porque si quieres saber, has de leer mucho, practicar mucho más, cruzar el cerco y adentrarte en lugares donde toda referencia se pierde. Se pierde siempre porque si no, no es brujería. Ser brujo es ir por libre. Y es un intento incesante por conocer las leyes del Universo, esas que sistemáticamente se nos ocultan, aprender como funcionan a fuerza de equivocarte y de volver a equivocarte hasta que un día todo cuadra y surge la magia y los hechizos los escribes desde el alma. Es precisamente en la sombra donde yo he encontrado el camino que me ha permitido llegar hasta hoy. Es precisamente, a la luz de las antorchas de la Vieja Hécate, donde vislumbré el camino de la brujería tradicional que es, en esencia, mi propio ser. 
 Detalle altar propio. La calavera es de un cabrón que 
encontró un amigo en el campo y me ha regalado.

Disculpeseme la vehemencia. Ha sido una catarsis. Muchos años aguantando gilipolleces. Soy sagitario y no puedo evitar encenderme ante las cosas que me parecen injustas, absurdas y sobre todo, sobre todo, tontas. 
Pues nada, como veis, vuelvo a retomar el blog. Lo he tenido abandonado porque estaba solucionando un asunto que ya he conseguido solucionar. El tema absorbía toda mi energía y ahora entra aire fresco y también aire del inframundo, del Hell, a iluminar y guiar mi espíritu y a partir de ahora actualizaré mínimo una vez a la semana. Tenemos mucho que decir sobre brujería y todos sois invitados a participar.